miércoles, 11 de abril de 2012

¿Cómo es posible que haya escuchado, en solo tres días, la voz de un pueblo que ha estado silenciado por 53 años?

post-camila-vallejo-fidel-castro-cubaDespués de leer las declaraciones de su encuentro con Fidel Castro donde señala: “…transmitir esto y todo lo demás que nos dijo al movimiento, porque creo que todas las reflexiones que haga Fidel constituyen luz y esperanza para Chile…”….”Para nosotros lo que Fidel Castro diga, reflexione, lo que nos señale, es como una carta de ruta…”, me percato que ha encontrado a su “hombre”, en el sentido cínico con que Diógenes lo buscaba por la calles de Atenas.

Siendo una líder estudiantil, antes de lanzar estas afirmaciones, debería preguntarse cuál es la carta de ruta que Fidel Castro impuso al movimiento estudiantil cubano desde 1959 hasta la fecha.

La autonomía universitaria en Cuba fue abolida de facto en el año 1962. La inclusión del Consejo Superior de Universidades en el año 1960 eliminó cualquier intención de gobierno autónomo universitario. La Autonomía Universitaria había sido refrendada en Cuba en la Constitución de 1940 cuya restauración fue comprometida por Fidel Castro en la “Historia me absolverá”. Eso nunca ocurrió.

El Estado revolucionario invadió todas las áreas, despedazó e intervino la Sociedad Civil, primero extinguiendo sus organizaciones y luego re creándolas bajo su tutela y beneficio. La Federación Estudiantil Universitaria (FEU) no quedó fuera de eso. Según estatutos de la FEU “… su organización de vanguardia es la Unión de Jóvenes Comunistas, cuya conducción política reconoce abierta y concientemente para la consecución de sus objetivos.” Lo que automáticamente anula el concepto mismo de Federación, en cuanto a unión de intereses o grupos diversos para un fin común.

Miles de estudiantes cubanos han sido expulsados a lo largo de estos años por no participar del proceso revolucionario. Otros miles no han podido acceder a la enseñanza universitaria porque no fueron declarados políticamente aptos para ella. La primera frase del decano de la Facultad de Derecho en la Habana el día de nuestro ingreso fue: “La Universidad es para los revolucionarios”. Concepto lanzado el año 1962 que se ha mantenido hasta el día de hoy. Hace unos pocos años no ingresaban a la Universidad en Cuba ni los religiosos, ni los homosexuales, ni los que tenían familia que hubiera desertado o salido de Cuba y no la hubieran condenado abiertamente. La Universidad es una fuente más de mantenimiento hipócrita del status quo. Un lugar sin espacios plurales, que dejó de ser la semilla de cambios del país para convertirse en el más gris de sus sostenedores.

El 25 de mayo de 1972 era sepultado en una tumba sin nombre en Colón, Matanzas, el líder estudiantil universitario cubano Pedro Luis Boitel, fallecido después de una huelga de hambre de 53 días. Luchador contra la dictadura de Batista, también se opuso a la dictadura de Fidel Castro. Pagó como pagaron Orlando Zapata Tamayo y Wilmar Villar Mendoza y tantos otros. Con su vida.

Durante su visita, 43 disidentes de la ciudad de Santiago de Cuba fueron detenidos y secuestrados sin dar aviso a su familia por las autoridades. Aún no conocemos si se levantaran cargos en su contra o esto es solo una revancha o una medida profiláctica gubernamental.

Unos días antes de su llegada a la Habana, cientos de disidentes fueron detenidos, impidiéndoles asistir a las misas papales. Miles de teléfonos fueron cortados y cientos de cubanos fueron encerrados en sus casas. Un cubano lanzó un grito de Libertad en la misa papal en Santiago de Cuba y fue salvajemente golpeado por un funcionario de la Cruz Roja, que resultó ser un agente de los órganos de seguridad del Estado.

Sí, Camila, en Cuba, estaría presa y expulsada de la Universidad y de los sitios oficiales. Sin acceso a la prensa, sin que su mensaje de cambiar el mundo pueda salir y sobre todo sin ningún estudiante respaldándole porque el miedo a compartir esa misma suerte no se lo permite. No aparecería en la televisión salvo cuando afirmen que es una “agente del imperio” y nunca le darán la posibilidad de rebatirlo.

Yoani Sánchez trató de comunicarse con usted. Trató de contarle estas mismas cosas. Incluso fue hasta nuestra Alma Mater para asistir a la presentación del libro “Podemos cambiar el mundo”. Pero no fue bienvenida en su propia universidad y no por los alumnos, sino por los efectivos de la Seguridad Cubana dispuestos para que en la presentación no se dieran encuentros incómodos.

Los guanacos y zorrillos de Cuba no están en la calle. Están en todas partes. Incluso dentro de los cubanos. Para que haya guanacos y zorrillos debe haber derechos o al menos sentirse que se tienen, para así exigirlos. Eliseo de Diego se lo dice magistralmente: “Aquí la represión va dirigida principalmente a grupos defensores de los derechos humanos, periodistas independientes, activistas políticos, blogueros, artistas e intelectuales, todas personas de ideas, de ideas incómodas para el sistema, pero de ideas. Personas pacíficas que, hasta la fecha, no han realizado ningún acto público que se asemeje a lo que usted ha experimentado, entre otras cosas, porque no tienen ese derecho. Y es ese, el acto de manifestarse a plenitud en las calles, el mayor temor que mueve al sistema represivo en mi país. Estas personas de las que le hablo son acusadas, en su mayoría, de servir a los intereses de los Estados Unidos. Constituye este el gran argumento acusatorio que esgrime nuestro gobierno y de esa manera se atribuye el derecho de, y le ruego no se aburra: intervenir los teléfonos, escuchar llamadas y suspender el servicio de móviles y líneas privadas a su antojo; perseguir hasta la demencia, con agentes uniformados y vestidos de civil, todos los movimientos de su vida privada y pública; intervenir el correo electrónico, regular todo contacto con extranjeros dentro y fuera de Cuba; detener a menudo a la fuerza, encerrar sin acusación por días enteros, en muchos casos sin informar a los familiares; coordinar y alentar turbas civiles para agredir, física y verbalmente a personas violando los más elementales derechos humanos. Así funciona la represión en Cuba.”

Respaldando al gobierno cubano en su twitter, usted señala: ¿por q será q en Chile seguimos escuchando + la palabra d los mercenarios q la d la gran mayoría del pueblo cubano q cuida su proceso???

Explíquenos, en su vasta experiencia cubana. ¿Por qué cree que en once millones de cubanos cada voz que se alce disconforme es mercenaria? ¿Cómo es posible, Camila, que haya escuchado, en solo tres días, la voz de un pueblo que ha estado silenciado por 53 años?

Debería seguir buscando a “un hombre” y quizás cambiar la vela porque las luces de la tiranía siempre se apagan.


Por Mijail Bonito LovioAbogado cubano chileno. Ex Presidente Escuela de Derecho Universidad de la Habana


    

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