martes, 21 de febrero de 2012

Los cubanos y el "Daño antropológico". (*)

Recientemente al comentarle a una amiga acerca de la situación que atravesamos los cubanos y el país. Ella, sin permitirme concluir, me saltó encima y casi alterada me dijo de lo poco atinado que resultaba hablar del tema, pues según ella, “lo que uno no puede cambiar, sencillamente no se analiza.”

Esta amiga cree fervientemente que sus problemas encontraran solución toda vez que abandone el país.

Una ex amiga, también cubana, con la cual mantuve excelentes relaciones justo hasta el preciso momento en que se me ocurrió invitarle a ver en el sitio web Estado de Sats, el video dedicado a “Los medios de información en Cuba” que, en diciembre último, gravé junto a David Canela y Eliecer Ávila.

Esta “amiga” sin pensárselo dos veces me respondió con un ríspido email en donde me aclaraba su condición de “Representante de Cuba por el mundo” (mi ex amiga ahora se encuentra en Japón haciendo un doctorado).

Estas son las horas que no entiendo el temor de esta persona a cliquear en un sitio, más todavía si se encuentra a miles de kilómetros de sus censores. Grande debe ser la patología que se padece cuando, pese a tanto mar por medio, se experimentan semejantes miedos.

Un amigo que trabaja en México me contó que allí conoce a un cubano que emigró hace más de quince años con su familia.

Dice que éste siempre que le va a hablar de lo que pasa en Cuba, lo toma del brazo y se lo lleva a donde nadie lo escuche (como si estuviera en Cuba).

Luego, éste le recuerda que “no importa cuán lejos se esté, igual hay que tomar precauciones.”

Si los ejemplos anteriores tuvieran algo de horrible, únicamente sería su increíble veracidad. Cuando en un país las únicas opciones de repuesta ante los excesos del gobierno son el silencio o el exilio.

Entonces, tenemos una situación de lo que él ingeniero agrónomo y director de la revista digital Consenso, Dagoberto Valdés, bien ha dado en nombrar como: “El daño antropológico.”




    

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