lunes, 27 de febrero de 2012

La salud de Chávez, los planes raulistas y la Democracia en Cuba. (*)


El lunes pasado fuimos sorprendidos por una noticia aparentemente fuera de contexto. Algunas agencias publicaron que -vagamente- habría una ‘intención’ de parte del dictador sustituto Raúl Castro, para materializar cierto “acercamiento” hacia el exilio, sin que previamente hubieran tenido lugar hechos o circunstancias que lo hicieran patente. Este “cambio” evidentemente merecía atención especial, porque constituía el aviso de la “invasión” del exilio cubano de parte de las huestes de la dictadura infiltrada en la diáspora cubana, desde casi sus inicios.

La noticia resultó más extraña todavía porque surgió en paralelo a un hecho bastante cotidiano, que muestra la realidad de la política migratoria de la dictadura de siempre: la detención en el aeropuerto de la Habana --a su salida del país-- de un profesor universitario argentino de visita en Cuba, porque se había “entrevistado” con cubanos notoriamente desafectos al régimen (digo notoriamente, porque ya la mayoría de los cubanos desaprueban la dictadura). El profesor pasó varias horas de interrogatorios, hasta que finalmente fue liberado para regresar a su país.

¿Cómo la dictadura de Raúl quiere acercarse al exilio, si ni siquiera deja a los extranjeros hablar con los opositores internos? La probable respuesta vino ‘rauda y veloz’. En fase con los rumores sobre el agravamiento de Hugo Chávez --procedentes tanto de Brasil como de Venezuela-- se supo que el “benefactor” de la dictadura cubana había viajado en secreto a la Habana para tratarse la metástasis del tumor maligno que había sido operado en la isla. Raúl, sabiendo el potencial desastre que significaría la pérdida del caudillo de Barinas, adelantó el “avance” sobre el exilio cubano, probablemente como estrategia desesperada de tregua, que el exilio de manera ninguna puede (ni debe) aceptar en este postrer momento del castrismo.

Esta desagradable (para el chavismo) noticia, en paralelo con la estruendosa victoria de la oposición en las primarias venezolanas --en las que consiguió colocar en las calles nada menos que 3 millones de votantes-- pone las “barbas en remojo” de la dictadura cubana, porque ya pocos dudan --incluso si Chávez consigue sobrevivir hasta las elecciones a este nuevo revés en su salud-- del triunfo del candidato de la oposición al chavismo el próximo 7 de Octubre. La noticia del agravamiento del cáncer de Chávez ha sido un tiro de gracia para sus aspiraciones.

Los planes raulistas para materializar una sucesión dinástica --escamoteándole a la oposición política cubana el derecho a reconstruir su país después de más de medio siglo de comunismo fracasado-- han tendido que cambiar de rumbo. Un --hasta ahora-- viento a favor materializado en el suministro estable de petróleo venezolano subsidiado; unas perforaciones petroleras promisoras en la costa norte; un presidente de EUA proclive a una apertura con el castrismo; una Iglesia totalmente sumisa a la dictadura dentro de la isla (que llegó al extremo de gestionar una visita papal a la guarida misma del dictador mayor); una Europa empobrecida por la crisis económica, lo que minimiza (respecto a Cuba) el cambio de gobierno en España; son signos que poco significan ahora sin el petróleo venezolano. La dictadura es claro, está en peligro.

Frente al grupo de factores enumerados antes y que benefician al raulismo, hay otros no muy prometedores que ahora se potencian con el debilitamiento repentino de la salud de Chávez: la sobrevivencia del dictador mayor, que evita el despegue de los planes raulistas (¿serán capaces de matar a Fidel?); las elecciones presidenciales norteamericanas este año, que le atan las manos al actual presidente para pronunciarse a favor de los planes “reformistas” de Raúl; un nuevo gobierno en España, que ve con malos ojos a la dictadura cubana y con la cual ya han comenzado las escaramuzas; una definición --probablemente negativa-- de la invitación de Cuba a la Cumbre de las Américas; un empeoramiento de la represión interna, sobre todo contra mujeres indefensas, que podría ser un arma de doble filo contra el castrismo durante la visita del Papa. Son signos de que se ha encendido la luz roja en el palacio de la revolución.

Es casi seguro que los analistas de Raúl ya preparan varias alternativas ante cada contingencia, de la misma forma que las organizaciones opositoras democráticas cubanas deberían preparar sus planes para neutralizar el intento castrista de dominar el exilio, incluso estrechando lazos con los opositores venezolanos con vistas al futuro inmediato y presionando a la Casa Blanca para adoptar una postura democrática frente a la actual agonía castrista.

La probable vía brasileña para sustituir a Venezuela como padrino estaría sobre la mesa. Pero en el coloso sudamericano no hay condiciones reales de echarse a cuestas un fardo tan pesado, por dos razones básicas: primero, a pesar de que ha habido dos gobiernos sucesivos de la izquierda brasileña, la sociedad brasileña, sus políticos, sus instituciones, sobre todo su ejército, no son de izquierda ni estarían en condiciones de apoyar a fondo una dictadura como la cubana y seguramente sus gobernantes actuales no se atreverían a proponer semejante desatino. En segundo lugar, Brasil es una sociedad abierta, que si bien su elite aprovecha el momento favorable para repartirse lo mejor de la isla, desprecia profundamente el ideal comunista defendido por los raulistas. De Raúl querer asociarse, Brasil impondría condiciones de democratización política, libertad de prensa y multipartidismo, inaceptables para Raúl.

La clave asociada al petróleo de la costa norte de la isla, baja varios peldaños en la escala de importancia estratégica para mantener a Raúl y sus generales en el lado victorioso de la batalla por la isla que se avecina. Las perforaciones no están en manos raulistas. La élite petrolera que la controla, ante una situación como la que se presenta ahora, le gustaría mucho más asociarse con empresarios cubanos demócratas, visto que en Venezuela las cosas también cambiarían sustancialmente y ninguna empresa petrolera internacional va a jugar sus cartas con Raúl, sus generales y sus familias, unido a sus ambiciones de poder y enriquecimiento inmerecido.

En fase al análisis anterior, sería muy conveniente que la oposición política cubana siguiera los pasos de lo hecho ejemplarmente por la oposición política venezolana para enfrentar a Chávez. Ante la realidad que ahora observamos en Venezuela, incluso respecto a la enfermedad del caudillo, sobran los argumentos para convencer los líderes opositores cubanos. Los hechos han demostrado, tanto en el terreno místico como en el terreno real, que procediendo correctamente las circunstancias ayudarán --todas-- a un desenlace positivo. El momento es favorable a un destino democrático cubano, por lo que se impone un movimiento de todas las organizaciones de dentro y fuera de la isla, de la derecha y de la izquierda opositora, para de alguna manera hablar con una sola voz --por ahora-- tal como se hizo en Venezuela.

El aire de la providencia comienza a soplar en la popa de la barca democrática cubana, por lo que adquiere más importancia lo que suceda durante la visita del Papa a Cuba, en las misas masivas de Santiago y la Habana, donde todos podrán gritar por ¡libertad!, para que el Papa comprenda el error de imaginar a un inexistente pueblo cubano comunista aceptando su destino miserable, como se lo ha vendido la alta jerarquía católica cubana. ¡Esta es la oportunidad!




    

No hay comentarios:

Publicar un comentario